
Es increíble cómo una ciudad, a primera vista sin encanto alguno, puede acumular tantos restos, bellos aún, de pasados magníficos. Si una aterriza, por las razones que sea, en Bergama, una ciudad a una hora y media más o menos de Izmir, situado en el suroeste de Turquía, se sorprenderá al comprobar el cúmulo de restos gloriosos que mantiene para el disfrute del visitante, como la propia Turquía.
A mi compañero, le preguntan: “¿a dónde vais?” Y él contesta: “a ver rocas”. Yo me río. Resulta que Bergama es la antigua ciudad de Pérgamo, que cuenta, con un entramado de complejos rocas/ruinas realmente impresionante para visitar. Es una pena que este complejo de ruinas no sea tan afamado como las ruinas de Éfeso, a pesar de su relativa distancia (se encuentran a dos horas de diferencia más o menos). Pero, eso nos ahorrará colas y al estar prácticamente solos podremos hacer de la visita una experiencia inolvidable 🙂

1. Primera parada para visitar las ruinas de Bergama: el Acrópolis

Visitar el Acrópolis es asistir a una belleza impresionante. En lo alto, entre árboles, las ruinas pueden visualizarse a la perfección. En aquel momento azotaba el aire frío de invierno, estábamos solos durante la visita al complejo. Las ruinas del Acrópolis de Bergama azotaban de lleno: el aire era helado (es delicioso caminar entre el viento frío-frío que congela la piel del rostro), la altitud donde fueron colocadas, en la cima desde donde se vigila la magnitud de la ciudad de Bergama, y la inmensidad de las ruinas que aún, tanto tiempo después, se mantienen en pie. Y los árboles, los árboles sobreviven con una dignidad que da envidia, entre tanta roca/ruina. Debió de ser el viento fuerte-delicioso, el grisáceo frío y fuerte del color del mármol de los (semi) monumentos y los árboles, la vida de los árboles, aquello cantaba.

2. El primer hospital psiquiátrico del mundo (Asclepion)
Me sorprendió visitar las ruinas que en algún momento debieron ser el primer hospital psiquiátrico del mundo situadas también en Bergama. Este complejo se llama Asclepion y resulta muy desconocido para el visitante que aterriza en Turquía. Hospital psiquiátrico del mundo empuja ya a pensar en un edificio o una saga de edificios cuadrado, oscuro, con ventanas hechas en la medida justa para que el interior no sea visto desde el exterior, lugares feos, ahí no se quiere acercar nadie, donde las personas que allí han vivido, no han debido de gozar de muy buena vida. ¿Conoces algún hospital psiquiátrico que goce de buena reputación?
Pues yo sí, señoras y señores, en formato de rocas/ruinas: columnas, paseos con piedras gigantescas, un mini acropólis, el denominado túnel del silencio, y árboles.
Aquello se mantenía allí (semi) de pie, al aire libre, a los pies de las ruinas en la cima desde donde se avista Bergama, como si todo en este mundo, estuviera conectado: roca/ruina con árbol, paseo de roca/ruina con cielo abierto, viento presente con viento del pasado, frío y caliente a la vez, frío el rostro, caliente el corazón.
No sé por qué, pero en estos lugares algo se siente, una imagina, cómo sería aquello, cómo sería esto, y hace lo propio: mirar los paneles.
En los paneles de información se explicaba que en primer lugar los pacientes eran examinados en el corredor que da entrada al complejo (foto arriba). No se admitían pacientes que fueran a morir ni a mujeres embarazadas. El “lema”, según se informa y traduzco consistía en: “La entrada de la muerte está prohibida en Asklepeieion como respeto a los Dioses”.
Las terapias de acompañamiento a los pacientes con problemas psicológicos consistían en; interpretación de los sueños por los doctores-sacerdotes, una vez interpretados se les inducía a una especie de condicionamiento inspiracional; baños calientes, fríos y secos (limpieza); tratamientos con plantas curacionales; masajes con aceites vegetales y cremas. Los pacientes contaban además con un teatro.
Tras visitar este primer hospital psiquiátrico del mundo en forma de roca/ruinas bajamos andando a la ciudad. Es un paseo de unos diez minutos. Llama la atención cómo lugares que intentan cuidarse para mantenerlos y atraer de esta manera al turismo pueden estropearse por el descuido de lo que los rodea: en este caso, ya antes de salir de este complejo terapeútico obsoleto se encontraba al lado un complejo militar donde se veían muchos tanques militares. Es la presencia de la guerra que no abandona.
Y después una barriada de personas que vivían en condiciones bastante denigrantes, una vez se sale ya del complejo en dirección a la ciudad, todo lleno de basura, todo sucio. Turquía es así, contiene espacios espectaculares, contiene otros que no lo son tanto.
3. La Basílica Roja junto a un centro antiguo, descuidado, y con encanto
Una vez abajo, a donde se puede acceder en una caminata de quince minutos, en el centro histórico de la ciudad, nos dirigimos a la Basílica Roja. “Es un templo monumental en ruinas [todo roca/ruinas] que formaba parte de la antigua ciudad de Pérgamo, actualmente Bergama”.
Leí en algunos foros que no merecía la pena visitarla. Anduvimos por fuera, estaban además de obras, y ya estábamos cansados de ver tanta roca/ruinas. Así que no entramos.
Vi una entramado de calles viejas, grises. Potencial impresionante. ¡Los edificios eran preciosos! Estaban tan abandonados, eran tan antiguos… un simple vistazo corroboraba de qué manera el paso del tiempo los había estropeado, sin que nadie mediara. Me gusta pasear por las calles de las ciudades, me gusta mirar las casas, las ventanas, y las puertas.
Preguntamos a una mujer qué ocurría con aquel centro, parecía tan bonito… era en realidad bonito, aunque en caso de que lo arregalaran, podría llegar a tener la misma apareciencia de centros como el de Eskisehir o Antalya.
La mujer nos dijo que en aquellas casas residían antes personas mayores, y claro, una vez muertas, nadie las quería ocupar. Añadió que estaban intentado que fuera declarado Patrimonio Cultural de la Unesco para acceder a la subvención que pudiera restaurarlo. La mujer, al igual que otras familias, vivían en aquel centro descuidado.

Pensé qué ocurriría en caso de restauración, con suma probabilidad, apenas vivirían allí los habitantes de Bergama, se ofrecería como punto de visión para los foráneos. Aquella sensación se tenía ya en Eskisehir o Antalya, los centros antiguos restaurados, todo muy bonito, todo muy limpito, pero sin alma de por medio.
Al terminar la visita a la ciudad, ya agotados, nos dirigíamos a comer algo, cuando vimos un puente. El puente me llamó la atención, pero no nos acercamos. Según leo, debajo del puente hay conexiones entre los diferentes complejos. Queda para una próxima vez.
Para más información, puedes consultar en el siguiente enlace: Basílica Roja
Información práctica sobre Bergama
Cómo llegar a Bergama para visitar las ruinas y el centro histórico
La única manera de llegar que conozco es desde Izmir, dos horas más o menos. Si se dispone de coche, es mejor consultar google maps, pero la carretera está en buen estado. Si quiere trasladarse mediante transporte público, puede coger el metro desde el punto en el que se encuentre en Izmir hasta la última parada denominada Aliaga. En la misma estación del metro, a la salida se encuentra una pequeña estación de autobuses (creo que pasaban cada media hora) que llevan a Bergama. Es un trayecto más o menos de una hora.
Dónde comer en Bergama tras visitar las ruinas y el centro histórico
En Bergama, a pesar del voluminoso entramado de patrimonio que tiene, se come muy bien y barato. En la zona del bazar hay muchos lugares donde elegir entre las delicias de la gastronomía turca: pide, kebap, sopa… lo que guste.
¿Has visitado algún complejo de rocas/ruinas? ¿Qué has sentido en ellos? ¿Has paseado por calles viejas, descuidadas pero con encanto? Compartamos experiencias en los comentarios 🙂 ¡Los contesto todos!
P.D: En mi cuenta en Instagram subo fotografías sobre edificios, calles, lugares que visito, paisajes, libros, tuberías, trastos … ¿nos vemos allí? ¡Espero que sí!
Si, he caminado entre rocas, pueblos viejos y abandonados y a la vez endiabladamente llenos de vida e historia. Amo su olor, me seduce la vida que ahí pudo haber, el viaje al pasado me da un presente firme, fuerte, poderoso y con una proyección explosiva. Me encanta tus relatos, felicidades.
Muchas gracias a ti Angelica¡ un placer leer tu comentario, así da gusto escribir 🙂
Me encantan tus artículos, Josune. El nombres de Asclepión tiene que venir del dios de la medicina griego, Asclepio. Dejo aquí un enlace para quien lo quiera leer.
https://es.wikipedia.org/wiki/Asclepio
Saludos.
Muchas gracias Pilar! Un honor tus palabras. Sí, exactamente! jamás recuerdo esos detalles. Genial para complementar la crónica. Un abrazo!
Me enamoré de tu travesía, de las imágenes y de ese primer psiquiátrico transformado en ruinas. Leerte es como viajar Josune!
Un placer haber despertado en ti lo mismo que sentí yo Paula! un abrazo y gracias por comentar 🙂