A la espera de que la traductora acuda al despacho de Abdullah Demirbaş, alcalde del distrito Sur de Diyarbakir, ciudad situada en el este de Turquía y considerada la capital kurda del país para algunos y para otros una ciudad situada en Kurdistán, este hombre alto y de nariz chata, apoya sus codos sobre los papeles amontonados en la mesa, atiende las llamadas de dos móviles y escucha los problemas de los ciudadanos que acuden a él en busca de una solución.
Pregunta si los políticos en Euskadi se amoldan a la definición que tiene de sí mismo: un simple político al servicio de la ciudadanía. En esta ocasión, una chica no ha sido seleccionada como profesora en las plazas oficiales que el Partido de la Democracia y la Libertad (AKP, en turco) ha concedido y Abdullah, ante la preocupación de la joven por su situación de desempleo, descuelga el teléfono y llama a un parlamentario del AKP que se compromete a ayudar a la joven, a pesar de que Abdullah pertenezca al Partido de la Paz y la Democracia (BDP,en turco, partido legal pro kurdo) y exista entre ambos partidos una discordia oficial, en especial, en lo referente al conflicto armado que Turquía y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en turco) mantienen desde hace ya 40 años, y en este sentido, en lo referente al “paquete de democratización” que el Gobierno de Erdogan anunció el pasado 30 de septiembre.
El primer ministro Recep Tayyip Erdogán explicó las reformas que Turquía llevará a cabo, se incluyen, las concernientes al conflicto kurdo, la posibilidad de estudiar la lengua kurda en escuelas privadas, despenalización de letras que no contiene el alfabeto turco, el reconocimiento del nombre de origen de pueblos o ciudades kurdas (Diyarbakir es conocida en kurdo como Amed) y se elimina la obligación de recitar el juramento nacionalista turco en las escuelas primarias.
Este político, interesado en el sistema cooperativista de Mondragón como forma de impulso de la economía y la igualdad en la ciudad, opina sobre el actual proceso de paz que el PKK y el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogán iniciaron hace diez meses.
¿Cuál es la situación actual del proceso de paz que se inició hace nueve meses entre el gobierno de Erdogán y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán?
A.D: “No se encuentra en el nivel que a los kurdos nos gustaría y no tiene pinta de que vaya a ser exitoso. El gobierno no hace nada y no estamos esperanzados. El gobierno ha anunciado que no va a reconocer los derechos de los kurdos, nuestra identidad, no va a incluir nuestros derechos en la Constitución. Queremos que se incluyan nuestros derechos, su reconocimiento y que se modifique la ley electoral para que sea el 5 por ciento y no el 10 por ciento los votos nacionales necesarios para poder acceder al Parlamento ”.
¿Cuáles son en concreto las reivindicaciones del pueblo kurdo?
A.D: “Exigimos el reconocimiento de todos los derechos. Una nueva Constitución que respete nuestros derechos. Poder acceder a la educación en nuestro idioma y el reconocimiento del idioma kurdo en los servicios públicos. La reforma de la ley electoral modificándola en ese cinco por ciento. La modificación de la ley antiterrorista contraria a la democracia. La vuelta de los exiliados y refugiados. El final del servicio militar obligatorio y la liberación de Öcalan. Ésta última demanda es la más importante”.
¿Cuál es la relación entre kurdos y turcos? ¿En qué medida afecta la visión que tienen los grupos sociales en Turquía a la resolución del conflicto kurdo?
A.D: “Nosotros creemos que el problema no radica entre nacionalismos, sino que los turcos han tenido una perspectiva oficial del problema. No tenemos problema con la nacionalidad turca sino con la actual regulación antidemocrática. El problema es la mentalidad imperante de una única nación, una única identidad y única lengua. Los kurdos no solo luchan por sus derechos, sino por los derechos de los árabes, alevis… lo único que queremos es vivir en igualdad, el respeto de los derechos y la convivencia mutua. Las fronteras no tienen importancia cuando vivimos en democracia”.
Turquía atraviesa un momento delicado, a las puertas de la renegociación con la Unión Europea sobre el proceso de adhesión que se retomará en octubre y algo agitada por la reanimación de las protestas ciudadanas en reivindicación de una mayor democratización. Se rumorea, sin embargo, que dichas protestas han servido de puente entre la ciudadanía turca y kurda. ¿Cómo cree usted que han afectado las protestas del parque Gezi a la resolución del conflicto kurdo?
A.D: “Las protestas que se han desarrollado y se desarrollan son una buena representación de la democracia. Aunque desafortunadamente, después de la guerra los grupos nacionalistas siempre han atacado a grupos democráticos. Estamos en contra de la manipulación de estos grupos nacionalistas”.
¿A qué grupos nacionalistas se refiere?
A.D: “Kemalistas, Ergenokan… manipulan las reivindicaciones democráticas. A pesar de ello, las protestas del parque Gezi son positivas para la democratización del país y ayudan a un acercamiento entre la ciudadanía turca y kurda, ven lo que ha ocurrido en el Kurdistán”.
Tras las protestas del parque Gezi muchos jóvenes turcos afirman que los medios de comunicación han mentido sobre el transcurso de las manifestaciones y cuestionan ahora las informaciones publicadas respecto al conflicto kurdo. En su opinión, ¿la ciudadanía turca ha sido manipulada para tener una perspectiva oficial que perjudicara el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo?
A.D: “Los juzgados han mostrado a los kurdos como terroristas. Yo mismo fui detenido y mostrado en los medios de comunicación como un terrorista. Y solo quiero la libertad y el reconocimiento de los derechos. Por eso mismo fui detenido. De acuerdo con la versión estatal cualquier reivindicación de derecho es considerada terrorista. El PKK no es un grupo terrorista. Mi hijo es guerrillero, está en la montaña y estoy orgulloso de él. Öcalan es su líder, lleva el poder en el proceso de paz, no tenemos esperanza en este proceso, pero continúa y hace nueve meses que no asistimos a funerales ni contamos muertos”.
Una fuente aseguraba que el proceso de paz comenzó hace nueves meses a expensas del Gobierno turco ante la posibilidad de que los kurdos que viven en Siria- el fallido Kurdistán se encuentra actualmente dividido entre Turquía, Siria, Irán e Irak- tuviesen la oportunidad de tener un estatus especial allí. ¿Qué opina a este respecto? ¿Por qué se pone en marcha un proceso de paz en un conflicto armado que dura ya 40 años y ha implicado la muerte de 40.000 personas aproximadamente?
A.D: “El Kurdistán es una nación, pero el Gobierno turco tiene el poder y puso fronteras entre Turquía y Siria. Nuestros hermanos, los kurdos de allí, tienen la posibilidad de conseguir un estatus especial y construir una Siria democrática. La democratización de Siria conllevaría a la democratización del Kurdistán. La clave de la paz en Oriente Medio es la resolución del conflicto kurdo. Sin embargo, en caso de que los kurdos en Siria consiguiesen sus derechos sería malo para las potencias internacionales y el gobierno turco tiene miedo de que los kurdos obtengan sus derechos, y ya tienen miedo del estatus especial que los kurdos tienen en Irak”.
Cuando se refiere a potencias internacionales, ¿a cuáles hace referencia?
A.D: “Estados Unidos, la Unión Europea, Francia, Italia…”
¿No resulta contrario que haga referencia a la Unión Europea como una potencia internacional reacia a la democratización del Kurdistán cuando la integración de Turquía en la organización internacional supondría un impulso de democracia hacia las reivindicaciones de su pueblo?
A.D: “Apoyamos la integración en la Unión Europea, pero no en estas condiciones”.
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