No es un lugar de magnitudes que te quiten el aliento, ni hay grandes lujos, ni cuenta con grandes edificios, al menos a primera vista. Más bien exhala cierto movimiento “bohemio” que Turquía esconde en algunos de sus rincones, al estilo de Olympus, un rincón éste situado en las proximidades de Antalya.
El camino hasta Gümüslük es algo curioso, desde Bodrum hasta allí se observan desde la ventanilla del dolmus: algunas aldeas, tiendas que venden lámparas raras, tal vez haya un bazar, quizás algunas personas paseen entre las calles, aunque aquello no tiene pinta de estar muy habitado durante el invierno.
Y sin embargo o quizás por ello, sequía de personas, algo mágico tiene este pequeño rincón situado en la provincia de Muğla, Turquía, que respira sosiego, muy alejado del estrés diario de la vida cotidiana, el olvido del trabajo, de los horarios, de la fatiga: el tiempo late a cada segundo.
Pisar Gümüsluk conlleva mirar hacia adelante,
respirar en todos los sentidos
y
sentir de manera instantánea
el encanto de los pequeños lugares que brindan grandes emociones.
Un lugar que no defrauda. Incluso el nombre que lleva es divertido: con tanta diéresis. Agarramos un dolmus desde Bodrum y nos aventuramos hasta allí. Un recorrido corto: una hora más o menos, creo recordar. Me gusta montarme en el dolmus en Turquía. Son autobuses pequeños, miras desde la ventanilla, ves el paisaje, a las personas, entiendes el ambiente.
Al llegar a Gümüslük aquello parecía un mini-desierto. Tenía pinta de ser el típico rincón que en verano sirve de hervidero de personas y en invierno se convierte en desierto de ellas. Y sin embargo no defraudó. Es difícil defraudar si se tiene en cuenta que se sitúa al lado del mar. Bajamos hasta la misma orilla, aún no fuimos conscientes, hasta que llegamos a una especie de embarcadero, fue allí: a los pies del mar, el viento que giraba y se internaba, frente a montañas, con los barcos aposentados a nuestros lados. De frente la vista era bonita, al girarse hacia atrás y tener una visión completa del rincón la vista era mágica.
Llama la atención cómo el turismo en Turquía suele basarse en muchos casos en un boom de construcción que incluye grandes hoteles con acceso a playas privadas, y rusos por aquí, e ingleses por allá. Gümüslük sin embargo me recordó en cierto sentido a Olympus, otro de los rincones más mágicos que he podido visitar en Turquía, aquel agua dulce y salada confluían en un torrente de sensaciones frío-caliente que giraban alrededor de tus piernas cuando te bañabas en sus aguas. Gümüslük respira ese mismo ambiente “bohemio”, como si fuera un poco hippie o la tal ansiada moda vintage que ha llegado a Europa, y sin embargo, es un rincón mágico de Turquía con un aire de vintage nada forzado.
Al girar la vista atrás se veía un desfiladero de terrazas cubiertas que correspondían a restaurantes donde suelen servirse muchas comidas y muchas cenas, y también el afamado raki y cervezas. Había muchos colores.
Sobresalían, en la orilla del mar, árboles pintados de blanco y decorados en sus extremos. Cómo una cosa tan simple puede resultar tan bonita. Al parecer debe de ser una zona donde se venden lámparas extrañas. Quise comprar una pero no había tienda alguna en aquel momento y hacer parar al conductor del dolmus en la travesía de vuelta a Bodrum me parecía excesivo.
La playa quedaba en un extremo. Paseamos un poco por ella. No me pareció una de las mejores playas de Turquía, sí uno de sus mejores rincones, tengo que admitir, si eres persona que huye de grandes hoteles.
Se ha quedado grabado en mí esa sensación de libertad y de decoración del lugar espontánea. Veo en España una sucesión de cafeterías y bares a lo vintage, con esas decoraciones medio urbanas, como si fueran nuevos pero quisieran aparentar que son viejos. Gümüslük es así, con su nombre tan gracioso de pronunciar, un rincón algo bohemio, pequeñito pero lleno de encanto, queda desierto en el invierno de Turquía y se apoderan de él en el ambiente del verano en Turquía.
¿Conoces este lugar? ¿Tienes pensado visitar Turquía? Si es así reserva unos días y desplázate hasta Bodrum. Es una ciudad que ofrece muchas cosas para hacer y puedo asegurarte que no te defraudará, entre ellas, este rincón tan mágico de Turquía, Gümüslük.
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la caida del atardecer es espertacular , y me da la sensacion de paz, tranquilidad , creo que muy bien has hecho la descripcionde rincon magico, para pensar leer , escribir , pasear en bote , recuerdos y buena converzacion, que mejor lugar que el embarcadero, no he visitado Turquia , pero sabes que me fascina, leo y sigo todo lo relacionado con turquia, la paz y la mujer, veo novelas turcas que me dejan impresionada, como es posible que puedan ser capaces de exponer al mundo tanta creatividad belleza y hasta igualdad , donde la mujer tambien tiene papel imporatante y este distante de la realidad.
Hay que unir todas las voces para oir la voz de la mujer turca.
te comentare el libro ya termine mas adelante.
saludos
teresita
Un placer tenerte por aquí de nuevo Teresa 🙂 Muchas gracias por tus palabras. Sí, es un rincón mágico en Turquía 🙂
Quedo a la espera de que me comentes qué te ha parecido ‘Colores Prohibidos’ :))
Saludos
Muchas gracias Sergio :)) la intención es incitar a descubrir el país hihi. Saludos compi¡¡
Me encanta Turquía quiero volver . Uds hacen planes? Cómo funcionan ?
El atardecer de la primera foto me hizo recordar, no sé por qué, la llegada a la isla, de uno de los protagonistas, de la película “La Isla del Dr. Moreau”. Muy buenas imágenes, sobre todo la del embarcadero. Si bien no conozco Turquía, tus relatos me generan un interés por descubrir su tierra, su gente, sus costumbres, sus leyendas, sus miedos y sus alegrías. Saludotes, cumpa!!!