Las vacaciones después del Ramadán en Turquía.

Dur=Stop. Después del Ramadán vacaciones en Turquía/ Içmeler. J.M

Llega a su fin el Ramazan Bayram, o las vacaciones turcas, que han tenido lugar desde el pasado jueves, 8 de agosto, hasta hoy, 11 de agosto. A lo largo de los últimos cuatro días he visto a más mujeres con velo que en las restantes dos semanas (he contabilizado unas trece) y he percibido un aumento de turistas o veraneantes en Içmeler. Me extraña a mí la tranquilidad con la que dicen los turcos que las vacaciones llegan a su fin: todas las personas con las que he tenido trato trabajan muchísimo, a diario, no libran ni un solo día. ¿Dónde quedan en este país los 20 días vacaciones españoles?

Mapa de Marmaris e Içmeler en el sudoeste de Turquía / J.M

Mapa de Marmaris e Içmeler en el sudoeste de Turquía / J.M

Mezquita en contraste con el Bar Street

Mezquita en el centro de Marmaris. Se sitúa a escasos metros del Bar Street. Apenas se escuchan los cánticos del Imán por la música desbordante y exagerada de los locales/ Marmaris. J.M

Si los turcos ya de por sí hablan bastante por teléfono, sin contar con el vicio creo internacional al whatsapp y a Internet en el móvil, he observado cómo se llamaban continuamente por teléfono para felicitarse por el final del mes de ayuno a sus familiares o saludarse amistosamente con personas con las que se tiene trato: se besa en la mano, a continuación se acerca la mano a la frente como signo de respeto y se dice:Bayramınız mübarek olsun. Me cuentan que es común hacerlo cuando se es pequeño, los padres recompensan con una paga para disfrutarla con golosinas.

Conocí a un capitán de helicóptero en el típico muelle de plástico azul que suele colocarse en el mar. Debió de preguntarme si estaba en ayuno. En Turquía muchas personas se acercan a hablar conmigo y se dirigen en turco, creyendo que soy de aquí,  (sin contar que mi nombre se asemeja fonéticamente a Yosun, traducido al castellano significaría musgo). El capitán de helicóptero hablaba muy bien inglés, respondí que no y le pregunté cómo era ayunar durante un mes entero, más aún teniendo en cuenta el calor agobiante que hace durante todo el día (44 grados en los que literalmente chorreas).

Me respondió que ayunaba desde las cuatro de la mañana hasta las ocho de la tarde, lo que más duro se hacía era no beber agua, una etapa de reflexión y purificación interior, y en sus palabras, encontrarse con uno mismo en el límite fisiológico del cuerpo. Debe tener un significado también, según he preguntado, de ponerse en el lugar de una persona pobre y saber qué se siente sin alimento. Sin embargo, más allá del impacto que pueda crear imaginarse no beber ni una sola gota de agua durante las horas en las que el calor más azuza, el capitán de helicóptero me aseguró que al principio se hace muy duro pero que después uno se acostumbra y que incluso el último día de ayuno se siente tristeza. Se reúnen entonces con familiares para compartir mesa con diálogos infinitos.

El Imán ha pasado de cantar a las cuatro de la madrugada a hacerlo una hora después una vez ha finalizado el Ramadán. Me gusta mucho escucharlo. A mí, personalmente, más allá de su significado religioso, me inspira misticismo, aunque pueda debatirse sobre la función que cumple en lo que el espacio público es. A mí me parece que algunos Imanes cantan mejor que otros, pero me resulta precioso escuchar cómo se responden unos a otros, a veces se bifurcan en los cánticos, el lenguaje me parece muy bonito y cuando se acopla con la apuesta del sol es muy inspirador.

Pregunté cómo era el trabajo de Imán. Me respondieron que reciben dinero del Gobierno, unas 2000 TL (liras, moneda turca), que serían como unos 850 euros, en un cálculo que me dijeron sin contrastarlo, pueden casarse, al contrario que los curas, y suelen acudir a las escuelas a enseñar los versículos del Corán. Me pregunto yo qué pensarán los Imanes de esta parte de Turquía, donde el turismo lo devora todo, incluso se lleva consigo el contraste social que se libra ahora en las calles de Istanbul, en esa explosión de dos polos opuestos que no terminan de encajar.

La influencia de Atatürk en Turquía.

Retratos de Atatürk que se cuelgan en las fachadas de las casas. Incluso he llegado a observar un retrato en el edificio del AKP, partido que lidera Erdogan. Extraño. /Içmeler. J.M

La cuestión del respeto es una de las cuestiones que más me ha llamado la atención. Existe un gran respeto hacia los familiares y las personas mayores, como a las que se consideran novias de amigos o cercanos, que reciben la denominación de “yenge” (esposa de hermano). Durante los cuatro días del Ramazan Bayram hemos recibido la visita de un amigo de Izmir. Un hombrecito flacucho, de ojos azules y piel más blanca que la leche. No hablaba ni una sola palabra de inglés pero nos hemos entendido, mediante traducción personificada y gestos.

En mi casa tengo el libro que el periodista Manuel Martorell me regaló: “Kurdistán, viaje a un país prohibido”, genera expectación en todo el que me visita. Algunos hablan y opinan sobre la cuestión kurda, aunque resulta bastante tabú, pero creo que el tema cada vez es más abierto, y todos aseguran que estarían a favor de que si los kurdos quisieran accedieran a la independencia, pero sin guerras de por medio y sin entender por qué desean ser independientes. El hombrecillo flacucho me dijo que él era bosniaco (me acordé de la obra de la Hija del Este) y me aseguraba que en los años 70 convivían en Turquía muchísimas culturas, después el gobierno turco cometió errores, el PKK cometió errores, y ahora tienen miedo de volver otra vez al terrorismo. No percibo en cambio, más allá de las protestas que tienen lugar en ciudades como Istanbul, una crítica hacia supuestos excesos cometidos por el gobierno turco, que claramente ha actuado en la sombra de la oscuridad, sin querer por ello justificar el terrorismo.

Volvemos ahora a los días comunes tras el Ramazan Bayram. El año pasado coindició que estaba en Istanbul. Aquello era una locura. 20 millones de personas moviéndose de un lado para otro, muchísimos comiendo bocadillos de pescado al lado del puente de Gálata. Pero bello, muy bello, extrañamente bello.

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