presencia turca
Mini retrato de Atatürk y bandera miniduta de Turquía en la muralla que rodea el centro de Diyarbakir/ J. M

“¿Has visto paz en Turquía?”, me pregunta un periodista kurdo en Diyarbakir, ciudad situada al este de Turquía para algunos, para otros capital del Kurdistán norte. Rápidamente, respondo “no”. Cómo voy a percibir paz en un estado separado entre sus partes, aquellos que adoran a Atatürk -padre de la República de Turquía- en contra ahora de los que creen en una vida islámica y empujan al resto de la ciudadanía con sutilezas extremas a adoptar esos aires restrictivos de vida cotidiana -no alcohol, no caricias en la calle, no escotes-y, al mismo tiempo, el imperio de los prejuicios, las cargas nacionales de turcos y kurdos, la separación aplastante entre ellos.

Fuera de Diyarbakir, al oeste del país se piensa y se siente de forma diferente, aquí, en Diyarbakir, reina la opresión, las condiciones ingentes de pobreza y destrucción, reina la no posibilidad de sentirse diferente.

problemática en la denominación del Kurdistán
La palabra KurDistán resuena en las bocas de los habitantes, pero actualmente se conforman con una autonomía e igualdad social respecto de los turcos/ Diyarbakir. J.M

“¿Tienes amistad con algún etarra?”, me pregunta una persona en un restaurante de Diyarbakir, la misma ciudad descrita en el párrafo superior, donde las mujeres apenas pasean sin velo, me siento desnuda por llevar una camiseta de tirantes. Rápidamente, respondo “no”, aprovecho: “¿y tú con el PKK?”– Partido de los Trabajadores del Kurdistán considerado por Estados Unidos, Unión Europea y la propia Turquía como una organización terrorista, pero aquí, en Diyarbakir, se les considera un grupo revolucionario o guerrilla que lucha y defiende el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo-. El chico sonríe y baja la vista.

Al lado de él, otra persona aclara “aquí todos tienen relación con el PKK, en cada familia hay un integrante del PKK”. ¿Cuál es el límite del concepto de terrorismo o resistencia? Veo convoys policiales y militares en toda la ciudad, incluso a mí me produce un cierto resquemor verlos allí,  la presencia de la mentalidad turca: única nación, única lengua, única identidad. Pero eso también está en duda durante estos días a costa del cansancio de kemalistas (padre Atatürk) o los que quieren una vida laica o sin intromisiones del peso de la religión.

guerrilla o terrorismo
El PKK se estima como un grupo revolucionario o guerrilla, en contra del sentimiento del resto de ciudadanía turca que lo considera una organización terrorista/ Diyarbakir. J.M

“ETA ha logrado el reconocimiento de los derechos de los vascos, ¿verdad?”, me pregunta un periodista joven en un bar en el que puede beberse como máximo dos copas de vino casero, no quieren a personas borrachas, el ambiente fuera no lo permite. En Diyarbakir no solo se huele la opresión del gobierno turco por coartar lo que sus cabezas o corazones les dicen: se sienten kurdos, no turcos, hablan kurdo, hablan turco cuando les obligan a hacerlo, no se refieren a Turquía, lo hacen en referencia al Kurdistán, pero a escondidas.

En esta ocasión, no respondo rápidamente, espero un momento, pienso en Euskadi, mi vida allí, la maldita novela, la puta carga nacional que allí tenemos, la falta de libertad de todos estos años, y respondo con tranquilidad: “no, eso es mentira”. En Diyarbakir me reciben con los brazos abiertos por ser vasca, pero yo no veo una conexión directa entre el conflicto kurdo y el vasco. En Diyarbakir paseo por el centro, mis ojos asisten a la pobreza de sus calles y sus gentes, personas amables y generosas, no se percibe el eco del sistema capitalista que nos ha despojado de la capacidad de escucha.

Recuerdo mi novela, por qué la he escrito y empiezo “ésta es mi opinión personal, tengo una visión diferente del asunto, el problema que tenemos allí es direrente, hablamos nuestro idioma, lo aprendemos en la escuela… es cierto que el gobierno español ha presionado muchísimo, aquel dictador hizo un daño tremendo, pero no es como aquí, vivimos relajados. La ciudadanía apoyaba al principio a ETA; luchaba en contra del régimen de Franco, luchaba por los derechos de los trabajadores (cuidado aquí táctica del nacionalismo vasco ligada a la lucha de clases) y la mujer, pero después cuando se creó la Constitución, algunos pensaron que la autonomía no era suficiente. ETA ha matado a vascos y no vascos por tener ideas diferentes y no defender la independencia”.

“¿ETA ha matado a vascos?”, me pregunta aterrado. “El PKK ha matado a turcos, pero no a kurdos”. La afirmación no es del todo exacta, el PKK ha matado a kurdos que asisten al servicio militar obligatorio y luchan con el ejército turco porque no tienen otra alternativa. “Así es”, respondo.

Él se queda en shock. Yo estoy tranquila.

símbolo de la paz en Diyarbakir
Plaza cuyo monumento simboliza la paz, más en un frágil proceso que dura ya nueve meses y que roza su desestimiento. /Diyarbakir. J. M

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